Sin aire acondicionado en verano: ¿Qué hacemos?

Llega el verano y con el actual coste de la energía eléctrica, que en algunos casos está dando lugar a la pobreza energética que atravesamos, muchos ciudadanos no podrán encender sus aparatos de aire acondicionado, o comprarlos para refrigerar sus viviendas. Este hecho, también es extrapolable al sector terciario y, así, enmarcarlo en este contexto de la rehabilitación energética como pretende el @ProyectoPRENDE y @TuCasaEsMas Por lo que es bastante significativo el aprovechar las condiciones térmicas o de temperatura implícitas en las construcciones que a diario utilizamos.
Usualmente, la mayor causa de sobrecalentamiento durante los meses de verano es la radiación solar (la energía procedente del Sol) y principalmente la que pasa a través de los huecos de las fachadas, conocidos por todo el mundo como ventanas y que ayudan a traspasar los rayos procedentes del Sol al interior de los edificios. Por eso es muy importante el proteger los huecos de la radiación solar no deseada mediante el uso de elementos de sombreamiento correctamente diseñados. También es importante el hacer uso de la masa térmica de las paredes, ya que es un mecanismo de aprovechamiento térmico basado en materiales de cerramiento pesados y de gran espesor que producen el desfase y la amortiguación de la onda térmica (calor exterior) que procede del astro rey.
Además de la inercia térmica, el uso de aislamiento térmico es también necesario puesto que reduce el flujo térmico al oponer mayor resistencia al paso de los flujos de calor, pero para que este aislamiento sea más efectivo, desde el punto de vista del ahorro energético, debe estar por la cara exterior de las diferentes partes que conforman el cerramiento. Los ciclos de radiación y de temperatura exterior junto con los patrones del uso del edificio son determinantes a la hora de valorar la composición óptima de los cerramientos: para climas con grandes oscilaciones térmicas (cambios de temperatura durante el día), la masa térmica es el mecanismo más recomendable. En espacios de baja ocupación son recomendables cerramientos de baja inercia térmica y elevado nivel de aislamiento. Contrariamente ocurre cuando el uso es permanente.
Ahora bien, la disipación del calor de la edificación se puede provocar aprovechando los procesos de transferencia de calor del edificio hacia el exterior utilizando las llamadas 'técnicas naturales de refrigeración'. Como técnica de refrigeración natural, la ventilación natural es interesante por la capacidad de aportar un mecanismo de transporte de calor y de masa, a través del movimiento del aire en el interior del edificio. De esta manera, la ventilación natural emplea el aire de la atmósfera como sumidero de energía que ayuda a disipar el excedente térmico acumulado en los elementos constructivos.
Otro de los sistemas pasivos de refrigeración es el aprovechamiento, durante la noche, de la radiación de onda larga hacia el cielo, lo que comúnmente es llamado enfriamiento radiativo. Este mecanismo aprovecha la diferencia entre la temperatura aparente de cielo, que suele estar unos 15º o 20ºC por debajo de la temperatura ambiente, y la temperatura de las superficies de la edificación expuestas al exterior que pierden una cantidad de calor significativa.
Otra técnica a tener en cuenta es el hacer uso del enfriamiento latente, que es un proceso de transferencia de calor y de masa basado en la conversión del calor sensible del aire en calor latente (evaporando agua). Las aplicaciones de esta técnica están limitadas a ambientes secos con ligeras brisas que favorecen la evaporación del agua de fuentes en patios o sistemas de aspersión. Otro mecanismo es el tener en cuenta que a pocos metros de profundidad el suelo presenta una elevada inercia térmica manteniendo temperaturas entorno a los 15ºC durante todo el año. Con ello, es posible aprovechar este foco frío haciendo pasar un fluido de transferencia de calor, como es el agua o el aire, por el interior de tubos enterrados que disminuirán su temperatura por intercambio con el suelo ayudando a enfriar el edificio.
Combinando estas técnicas, pero sobretodo adaptando las construcciones que utilizamos al medio y a los usos que hacemos de nuestras edificaciones, no necesitaremos un aporte extra en estos veranos tan calurosos ayudando a optimizar las características de nuestras viviendas o centros de trabajo, y consiguiendo realizar un uso racional de la energía en las edificaciones.