Si no rehabilitas, al menos ayúdate con un buen toldo

Escrito por Miguel Ángel Prieto Escrito el Miércoles, 01 Julio 2015. Categorías: Eficiencia energética, Rehabilitación de inmuebles, Actualidad

Si no rehabilitas, al menos ayúdate con un buen toldo

Quien ha vivido en una gran ciudad como Madrid conoce de primera mano la dureza de su clima. “Nueve meses de invierno y tres de infierno”, reza el refrán con más fuerza en estos días de ola de calor. Y no es para menos. Ocurre en los climas continentales y en muchas otras ciudades.

Igualmente por ello, quien ha vivido en un piso cuya fachada estaba orientada al sur o poniente ve incrementada la radiación recibida y sufre importantes incrementos de temperatura padecido sin duda con más rigor el calor estival.

Ante esta situación suelen plantearse dos soluciones.

La solución más inmediata para evitar el sofocón veraniego, suele pasar por plantearse la solución más comercializada, la instalación un equipo de aire acondicionado. Esta cuenta con la ventaja de inmediato disfrute de confort pero por el contra incorpora ciertos efectos perjudiciales principalmente incrementos de consumo eléctrico, que a la postre redunda en una mayor factura y también como no, mayores emisiones de CO2 a la atmósfera.

A los daños económicos debido al coste de la energía que consumen, que revierte sobre la ya difícil situación que atraviesan los bolsillos, se suman daños estéticos sobre la imagen de los edificios y la escena urbana al ubicar unos aparatos de difícil integración en las fachadas de nuestros inmuebles, actuaciones que se realizan en muchas ocasiones incumpliendo lo que dicta con carácter preventivo la normativa municipal, incluso aunque se haya obtenido conformidad de la Comunidad de Propietarios. También se suman los daños sobre el medio ambiente, más imperceptibles para el usuario pero no por ello de menos calado, es por lo que parece necesario recordar que conviene valorar el optar por alguna otra alternativa que en su vida útil no emita ningún gas de efecto invernadero y para la salud.

La otra solución que se suele plantear requiere hacer obras. Actuaciones consistentes en mejorar el tipo de ventanas de la fachada, colocando vidrios de doble y hasta triple cámara con gases inertes y tratamientos superficiales y algún tipo de aislamiento interior o exterior en fachada. Es decir, podemos optar bien por mejorar la envolvente aislando exteriormente toda la fachada o bien por aislar la parte interior de la fachada que da a la correspondiente estancia de la vivienda. Esto se hace preferiblemente con aislamiento de lana mineral de roca y paneles de cartón-yeso a modo de trasdosado. Ambas opciones generan importantes beneficios al mejorar doblemente las condiciones climáticas de ahorro y confort tanto en verano como en invierno. Se estiman ahorros de hasta el 40% sobre la factura media de consumos basados en una cuestión esencial, la reducción de la demanda.

La realidad es que, para afrontar este tipo de obras en la Comunidad de Propietarios, esta opción requiere un acuerdo entre vecinos que no siempre se logra. Incluso buscando aislar interiormente tan solo la vivienda, que sólo depende del propietario de la misma, tampoco es fácil disponer del dinero necesario para realizar estas reformas. Alguien diría entonces, que no existe otra forma de librarse del calor en esta época del año, que no sea encender el aire acondicionado.

Sin embargo, existe una medida alternativa económica muy tradicional que en ocasiones se nos olvida, consistente en recurrir a la instalación de toldos, un clásico sistema de control solar mediante elemento exterior móvil. Es una medida tradicional de obstrucción a la radiación solar, contrastada, sencilla y que genera un beneficio inmediato y un ahorro personal e incluso medioambiental. Algo muy utilizado por cierto, sobre todo en la zona sur de Europa y en la ribera del Mediterráneo desde la antigüedad.

20150701 second w250El toldo, ofrece la cobertura solar necesaria para cumplir con las dos máximas exigencias a la hora de diseñar cualquier elemento aislante de carácter genérico. Esto es, que se trate de una medida preferiblemente de tipo pasivo y externa a la envolvente del edificio evitando que llegue la radiación a la fachada.

En lo referente al aislamiento contra el calor, el toldo cumple ambas disposiciones de sobra, al cubrir las necesidades de aislamiento de los meses más rigurosos del verano. La colocación de una lona evitando que impacte el sol sobre parte del edificio, produce un efecto filtro ante los rayos ultravioletas que sobrecalientan el interior de las viviendas y las fachadas de las viviendas. Incluso se consigue evitar que ese calor se acumule en exceso en la fachada durante el día, acumulación que depende de capacidad potencial de almacenamiento de calor en el conjunto o sistema constructivo empleado. Esta energía acumulada durante el día se disipa de noche, desprendiéndose calor durante horas posteriores a la puesta del sol, alargando el periodo de falta de confort ampliando las demandas de energía.

Si en la zona en la que se piensa montar el toldo, existe riesgo de rachas de viento o lluvia que pudieran producir roturas, existen ya en el mercado sistemas micro-perforados y otros que permiten el rápido repliegue automatizado, evitando deterioros y mejorando su durabilidad, por poco incremento de precio. Si la situación es extrema habrá que plantearse otros mecanismos de control de la radiación solar tipo voladizos, lamas, contraventanas, etc.

Cuando la instalación de toldos particulares afecta al resto del edificio, es preciso estar a lo dispuesto por la Ley de Propiedad Horizontal (LPH), por suponer una alteración de las condiciones estéticas de la fachada. Su diseño e instalación requiere siempre de comunicación y consulta previa a la Comunidad de Propietarios con aprobación expresa en Junta por mayoría. Hay también jurisprudencia a favor de mayorías simples y se observa cierta laxitud judicial a la hora de no requerir unanimidad en el trámite de aprobación de la Junta, siempre que su instalación no afecte a la seguridad de otras viviendas, aunque lo farragoso de las iniciativas legislativas termina por enredar y paralizar muchas propuestas. En el caso de fachadas protegidas, es preceptiva la consulta urbanística previa dirigida al órgano encargado de su vigilancia y protección, resultando en la práctica casi inviable su instalación.

La mayoría de las certificaciones energéticas realizadas hasta la fecha en la Comunidad de Madrid, da como resultado la peor calificación, es decir, la letra G. Es evidente la necesidad de implementar medidas a gran escala, conducentes a revertir este resultado mediante la rehabilitación. Y en aquellos casos, donde no se pueda conseguir por el momento el inicio de las obras necesarias, al menos debe de resultar factible para el usuario, la toma de medidas alternativas que reduzcan la huella energética. No podemos olvidar que muchas iniciativas de instalación de toldos en Comunidades de Propietarios, se topan con el freno de la falta de quorum necesario sin poder prosperar por culpa de dificultades internas ajenas a este asunto, que al impedir su instalación, no favorecen el ahorro energético del edificio.

Sin embargo, en el resto de casos, que es la mayoría del parque inmobiliario español, es necesario que la Administración apueste por facilitar la instalación de toldos en edificios residenciales y de oficinas. Sería recomendable evitar el exceso de rigidez en la normativa que le es afecta, para conseguir que en edificios donde la calificación energética sea una letra D, E, F o G, se permita agilizar la instalación de toldos en fachadas, con una simple comunicación al Administrador, siempre que guarden un diseño y criterio de ubicación previamente definido. Ello pasa por simplificar los porcentajes legales de mayorías establecidas en la LDH, para lograr acuerdos en las Juntas de las Comunidades de Propietarios y conseguir instalar los toldos o sistemas de control de la radiación solar con mayor facilidad.

Al igual que ya ocurre con el plan de calderas y con el plan de carpinterías de ventanas, sería interesante ofrecer alguna ayuda sobre el coste de instalación, renovación y/o mejora del toldo, potenciando incluso el incremento de los metros cuadrados de fachada protegida de radiación. Esta medida generaría, al igual que otros planes, oportunidades de negocio y creación de puestos de trabajo directo e indirecto en el sector, donde todos los apoyos para su puesta en marcha definitiva tras un largo periodo de lenta recuperación son siempre bien recibidos.

Apoyar medidas que faciliten la instalación de toldos y otros sistemas de control de radiación solar, significa mejorar el grado de confort del usuario y supone apoyar medidas sostenibles de ahorro energético que incluyen la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, por la reducción directa la demanda de energía, lo que como se ha indicado ya, favorecería el empleo y reactivaría la rehabilitación de viviendas que en los meses de verano resultan casi inhabitables.

Si el alcance que queremos lograr es más extenso y estamos pensando en protegernos además del frío, entonces no queda otra que aumentar nuestro presupuesto y optar por las obras ya citadas de mejora del aislamiento de la envolvente, tratando fachadas y cubiertas, donde si contamos con ayudas y subvenciones. Sin duda, la mejor opción para el propietario, el inmueble y para nuestro entorno.

Sobre el autor

Miguel Ángel Prieto

Miguel Ángel Prieto

Dirección de Rehabilitación y Servicios Técnicos de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Madrid (EMVS).