Esta calefacción es la gloria

Escrito por Roberto Villasante de la Puente Escrito el Martes, 16 Febrero 2016. Categorías: Eficiencia energética

Esta calefacción es la gloria

La necesidad de calentar nuestro entorno para mejorar el confort en el medio donde nos movemos es propia de la supervivencia del ser humano. Los Neandertales utilizaban el fuego de sus hogueras para atemperar las cavernas donde moraban.

Los primeros sistemas de calefacción que conocemos se remontan a la época de los romanos, quienes aprovechaban las ascuas de la leña quemada para distribuir grandes braseros por las distintas estancias de la casa romana. Este sistema también lo empleaban en las primeras termas, hasta que en el siglo I a.C. emplearon un nuevo sistema denominado "el hipocausto"; sistema que consistía en encender el fuego debajo de la estancia, en una cámara de aire bajo el forjado de cada estancia, y expulsar los gases y humos de la combustión a través de una chimenea. El sistema se mantenía vivo a lo largo del día gracias a la combustión total de la madera y las ascuas que se avivaban con las corrientes de aire hasta agotar su combustión.

En Castilla, durante la Edad Media, para hacer frente a los crudos inviernos se construyeron unos sistemas muy parecidos a los hipocaustos romanos, los llamaron "glorias". Las glorias consistían en la construcción de un horno situado a nivel inferior al del piso de la vivienda, un forjado sobre cámara de aire entre pilastras de ladrillo y con salida de gases y humos a través de chimeneas.

Frente al sistema tradicional del hogar con chimenea en el interior de la vivienda, las glorias, que situaban su hogar fuera de la estancia principal, evitaban el paso del aire por los espacios vivideros, permitían variar el ritmo de combustión con materia prima muy accesible en el entorno local y se podía regular su rendimiento calorífico modulando la entrada de oxígeno a la combustión.

Hipocausto romano. Termas de Campo ValdésEl sistema básicamente consiste en encender un fuego y aprovechar su radiación térmica y el calor de los gases de la combustión para transferir su energía al aire de las galerías existentes bajo el forjado y, a veces, al de las cámaras entre las paredes.

El hipocausto, y las glorias castellanas, son sistemas predecesores del actual sistema de calefacción por suelo radiante y de los derivados sistemas inerciales para la climatización de edificios; sistemas todos ideales para funcionar con sistemas de producción de energía altamente eficientes con el uso de fuentes de energía renovable, especialmente la solar y la geotérmica. El calor que transfiere el suelo a la estancia ahora es por medio de una red de tubería con agua caliente, en vez del aire de las cámaras y galerías.

Este sistema ha sido y es muy útil en localidades donde el combustible de paja o madera es muy accesible. Si bien antes era más común caldear solo la estancia principal hoy en día existen alternativas para derivar la energía calorífica del hogar por toda la vivienda.

Alimentando el hogar de la gloria con pajaEn las edificaciones con caldera centralizada lo habitual es que el conducto de la evacuación de humos discurra por paramentos próximos al exterior por lo que las pérdidas energéticas son palpables. Los sistemas actuales, con un diseño que integre las instalaciones en el orden funcional, permiten reabsorber la energía de esas emisiones para el calentamiento inercial de los elementos constructivos. Claro ejemplo son las calderas de condensación que basan principalmente su mayor rendimiento en el aprovechamiento del calor de condensación del agua de los humos.

Las glorias y los actuales suelos radiantes son sistemas que garantizan las mejores condiciones de confort gracias a su modo uniforme de transmitir energía térmica "invisible", de radiación sin ruidos y transferencia por convención natural ascendente, y eliminando obstáculos molestos, como son los radiadores, y corrientes de aire.

Todos estos nuevos sistemas de climatización, derivados de los ancestrales hipocaustos y glorias, son los más adecuados para aprovechar el suministro de la energía renovable que nos proporcionan el Sol y la Tierra. La utilización de agua a baja temperatura, entre 25º y 30º, temperaturas muy próximas a las de confort ambiental, optimiza el aprovechamiento de las fuentes de energía solar y geotérmica.

Integrar sistemas es lo ideal para conseguir converger nivel de confort con fuentes de energía renovable.

Sobre el autor

Roberto Villasante de la Puente

Roberto Villasante de la Puente

Arquitecto de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS).