Edificios de consumo cero: ¿Una realidad posible en España?

Para adaptar un edificio al lugar y a la holografía en el que está situado, también se debe tener en cuenta el clima y diseñarlo en función de los condicionantes externos que lo rodean (junto con la vegetación y los diferentes usos del edificio) ayuda a obtener unos niveles de confort óptimos con un consumo casi nulo de energía convencional.
Hay un beneficio sustancial, ya que no se consume energía convencional. Es decir, haciendo uso de los beneficios de la energía solar pasiva, apoyada con tecnología solar activa, y con unas inversiones mínimas se obtiene un edificio acorde con el clima y con unas características implícitas que muestran ahorros de más del 50% (fácilmente amortizables en menos de 10 años).
La idea es conseguir edificios de "consumo cero" o "casi cero" a través de la utilización de la energía solar, tal y como recoge en sus objetivos la UE o el Real Decreto 235/2013 que detallan no sólo los pasos para construirlos sino su certificación y de esta manera incluirlos en el parque edificatorio español después de su rehabilitación energética (en su mayoría compuesto por edificaciones que datan de los años 70 y 80).
Cuando se habla del beneficio económico que suponen, es ineludible hablar de coste de la inversión y "amortización" o sea el "sobrecoste en la edificación". El estudio y análisis en fase de proyecto (ya sea el edificio nuevo a existente para su rehabilitación) de lo que va a consumir energéticamente un edificio forma parte de los trabajos que se pueden realizar mediante la simulación energética (estudio del proyecto arquitectónico del edificio utilizando una serie de programas informáticos).
Pero en proyectos de I+D, se realizan una serie de medidas después de construido el edificio. Este tipo de estudio se conoce como monitorización, al medir en condiciones reales de uso y llegar a comprobar cómo se comporta el edificio en la práctica. Realmente esa es la clave: seguir investigando el comportamiento del edificio y el uso del mismo, en las diferentes épocas del año, midiendo el balance energético de cada construcción en función de los datos meteorológicos exteriores e interiores.
Sin duda la reducción de la demanda de energía en la edificación produce una reducción en emisiones de CO2 a la atmósfera. Todo lo relacionado con reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es un plus para el futuro, ya que se prevé que los edificios en España sean menos contaminantes, según las Directivas de la UE de obtener edificios de energía cero o casi cero en 2019.
Además la implementación de la arquitectura bioclimática no es un concepto aplicable a una zona determinada, sino que se deben obtener edificios de reducido consumo de energía convencional en cualquier clima. Como ejemplos valdrían las viviendas de color blanco en nuestro clima del sur, que evitan el aumento de temperatura en verano al reflejar la radiación solar. Realmente lo Bioclimático viene de la arquitectura popular de la zona. La experiencia de nuestros antepasados y sus usos han sido fundamentales para encontrar esa fórmula capaz de ofrecer confort y menor consumo energético a la larga en el uso del edificio.
La arquitectura bioclimática y el aprovechamiento del clima, así como la adaptación de los usos del edificio son una baza importantísima en la rehabilitación.
Según el la Unidad de Eficiencia Energética en la Edificación del CIEMAT (participante en el proyecto Prende y otros estudios con Demostradores de Energía de consumo casi nulo): "un edificio puede ahorrar de un 50 a un 60% de energía con niveles de confort óptimos adaptándolo al clima y al entorno que lo rodea".