District heating o sistemas de calefacción urbana

Con la llegada del invierno vuelve el momento de encender la calefacción en los edificios y cada vez más frecuentemente suena un término aún no conocido por todos: district heating.
La calefacción urbana, denominada en inglés district heating, es aquella en la que el calor (la energía térmica) se distribuye por una red urbana, del mismo modo en que se hace con el gas, el agua, la electricidad o las telecomunicaciones.
El calor es generado en una central térmica que representa el punto de partida del proceso y es transportado (en forma de agua caliente) a los consumidores a través de un sistema de dobles tuberías, una de impulsión y otra de retorno. Una vez que el agua ha irradiado su calor vuelve por la tubería de retorno y se calienta de nuevo, iniciándose un nuevo ciclo. No hay contacto entre el agua de la red y el agua de las comunidades de vecinos, sólo se transfiere el calor.
En la actualidad muchos de estos sistemas utilizan biomasa como combustible, aspirando a un balance neutro en el ciclo de CO2. La biomasa está formada por excedentes biológicos de origen forestal, agrícola o industrial, susceptibles de ser aprovechados energéticamente. Generalmente se usa en forma de pellets, pequeños cilindros obtenidos tras un proceso de trituración, secado, molienda, prensado y enfriado.
Los beneficios para los vecinos de las localidades en las que este sistema se ha implantado, como Móstoles o Puente de Vallecas en Madrid, incluyen:
- Un ahorro estimado del 25% respecto a las tarifas de gasóleo;
- Acceso a una fuente de energía renovable;
- Evitar la inversión en la adquisición de nuevos equipos de calefacción y ACS para sustituir los que quedan obsoletos;
- Incremento de eficiencia y seguridad de las calderas, sin que existan riesgos por manejo de combustibles fósiles;
- Revalorización de las viviendas al adoptar un sistema energético más sostenible, eficiente y económico;
- Eliminación del ruido debido al funcionamiento de las calderas;
- Gestión y mantenimiento centralizados que reducen el riesgo sanitario;
- Externalización de la gestión que permite optimizar los procesos al estar unificada.
Aunque suene muy novedoso, este sistema de calefacción urbana lleva funcionando más de un siglo: La primera instalación de este tipo (aunque transportando la energía en forma de vapor) se ejecutó en el año 1877 en Nueva York, en una calle transversal a la altura de la calle 42 de Manhattan. En la actualidad sigue funcionando y es todavía una de las más importantes realizadas, con cerca de 200 Km de longitud de canalizaciones y varias centrales de producción de calor.
La instalación pionera en nuestro país se implementó en la Ciudad Universitaria de Madrid en el año 1932 con una central térmica que abastecía a todos los colegios universitarios de la época. En la actualidad el sistema sigue funcionando, si bien el combustible de la central ha ido cambiando, de carbón a gasóleo y posteriormente a gas natural.
En definitiva la calefacción urbana supone una apuesta por el ahorro energético y por una menor contaminación del medio ambiente urbano, siendo así una opción beneficiosa para todos cuya elección ha de incentivarse.
Fuentes: www.mostolesdistrictheating.info; www.elecor.es; Revista energética XXI, nº 115.
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